Las aguas residuales domésticas (W.C., lavabos, duchas, fregaderos, etc.) están cargadas de materias orgánicas, bacterias y virus peligrosos, así como de sustancias minerales (arena, tierra, sales, etc.). Su vertido directo a la naturaleza deteriora gravemente el medio ambiente, además de poner en peligro la salud de las personas. Es necesario intercalar un sistema de depuración que nos permita evacuar esas aguas eliminando los riesgos citados.
En los dispersos núcleos rurales el saneamiento colectivo es muy difícil, por lo que se hace necesario el saneamiento autónomo para las residencias de carácter unifamiliar, ya individual, ya en grupo.
Las fosas sépticas se basan en dos principios fundamentales:
La fosa recoge y decanta los efluentes domésticos. Las partículas pesadas se depositan en el fondo para formar los barros. Las más ligeras y las grasas, ascienden a la superficie y forman los flotantes.
Fermentación anaerobia. Viviendo en un medio privado de oxígeno y bajo la acción de las bacterias, la fosa licúa por fermentación una parte de las materias orgánicas biodegradables de los barros y los flotantes. Esta descomposición conlleva una producción de gas metano y carbónico que asciende a la parte superior de la fosa, creando una sobrepresión que se aprovecha para agitar la masa liquida residual y favorecer la licuefación. Con esto conseguirmos una reducción del DBO5, (Demanda Biológica de Oxígeno a los 5 días) de hasta el 35% y de los SST (Sólidos en suspensión totales) de hasta un 90%.